Alimentación.
Los dragones de Komodo son carnívoros. Aunque se alimentan fundamentalmente
de carroña, ambién tienden emboscadas a presas vivas
acercándose sigilosamente. Cuando una presa adecuada llega cerca de su lugar de
emboscada, la ataca rápidamente lanzándose sobre el vientre o el cuello del
animal. Se han documentado casos de dragones de Komodo derribando cerdos grandes
y ciervos con su fuerte cola.
Es frecuente que las presas grandes sean
devoradas por varios dragones, o que, si la presa consigue inicialmente escapar
(algunos estudios indican un 30% de fracasos), pero queda herida, sea cobrada
finalmente por otro u otros dragones.
Se alimentan arrancando grandes trozos de
carne de sus presas y tragándoselos enteros mientras sujetan el cadáver con las
patas anteriores. En el caso de presas más pequeñas, de hasta el tamaño de una cabra,
sus mandíbulas con articulaciones desencajables, cráneo flexible y estómago
expandible, les permite tragarse las presas enteras. La copiosa cantidad de saliva roja que
producen contribuye a lubricar la comida, pero a pesar de ello tragársela
continúa siendo un proceso largo (15-20 minutos para tragarse una cabra).
Pueden intentar acelerar el proceso
embistiendo el cadáver contra un árbol para forzarlo a bajar por la garganta, y
a veces embisten con tanta fuerza que llegan a derribar el árbol.
Para evitar asfixiarse mientras tragan las presas, respiran
utilizando un pequeño conducto situado debajo de la lengua que está conectado
con los pulmones.
A diferencia de grandes mamíferos
carnívoros, como los leones, que tienden a
dejar el 25-30% de sus presas sin consumir al rechazar los intestinos, la piel,
los huesos o las pezuñas, los dragones de Komodo comen mucho más eficazmente,
desechando sólo aproximadamente el 12% de la presa.
Después de ingerir hasta un 80% de su peso
corporal en una comida, se arrastra hasta un lugar soleado para acelerar la digestión, puesto que la comida podría llegar a
pudrirse y envenenar al dragón si permaneciera demasiado tiempo sin digerir.
(Una imagen bonita, educativa y familiar)
Debido a su lento metabolismo, los dragones
grandes pueden sobrevivir con tan sólo doce comidas al año.
Al acabar la digestión, regurgita una masa de cuernos, cabello y dientes
conocida como pelota gástrica, que está cubierta de una mucosidad maloliente.
Tras regurgitar la pelota gástrica, se frota la cara contra el suelo o contra
arbustos para deshacerse de la mucosidad, lo que sugiere que, como en el caso
de los humanos, no les gusta el olor de sus propias excreciones.
Su dieta es muy variada, e incluye a otros reptiles (incluidos dragones de Komodo más
pequeños), aves, roedores, serpientes, peces, cangrejos, caracoles y mamíferos como cabras,
ciervos, jabalíes y hasta búfalos de agua.
Los ejemplares jóvenes se alimentan de insectos, huevos, gecos y pequeños mamíferos. Se tiene constancia
de que en ocasiones han desenterrado tumbas poco profundas para alimentarse de
cadáveres humanos.
Dado que carece de diafragma, no
puede sorber el agua cuando bebe, ni puede llevarla a la boca con su fina
lengua. Por ello, coge un trago de agua, levanta la cabeza y deja que el agua
baje por la garganta.